lunes, 12 de abril de 2010

El Arrancacorazones - Boris Vian

..."Costumbres de las malignetas" pensó Jacquemort, "¿quién las estudiará? ¿quién sabrá describirlas? Haría falta un libro enorme, en papel couché, ilustrado con aguafuertes a color, obra del fértil buril de nuestros mejores animalistas. ¡Malignetas, malignetas, qué pena que nadie ahonde en vuestras costumbres! Pero, ay, quién atrapó nunca alguna, malignetas de color de hollín, de pecho rojo, ojos de luna, de suaves chillidos como los de ratoncitos. Malignetas que morís cuando sobre vustras plumas impalpables se posa el dedo más liviano, que os morís por la menor causa, cuando se os mira mucho tiempo, cuando alguien se ríe al contemplaros, cuando se os da la espalda, cuando alguien se quita el sombrero, cuando la noche se hace esperar, cuando cae la tarde demasiado pronto. Malignetas sutiles y tiernas: vuestro corazón ocupa, en vuestro interior, todo el espacio que otros animales destinan a albergar órganos triviales.
"Los demás quizá no vean a las malignetas como yo las veo, se dijo Jacquemort, y tal vez yo no las vea exactamente como digo, pero de todos modos una cosa es cierta: aunque no se vean malignetas hay que hacer como si se vieran. Por otra parte, son tan visibles que sería ridículo no verlas"

1 comentario: