miércoles, 27 de enero de 2010

Confusio (Krong Tse)

Cuando estuvo en la cumbre, dijo:
-Cuando, desde lo alto de una montaña, se mira hacia abajo, se experimentan siempre sentimientos desacostumbrados: el corazón se llena de deseos nuevos. Declaradme, cada uno, las imágenes que pasan en vuestro cerebro. Habiéndoos escuchado, comprenderé mejor en adelante vuestros pensamientos.
Tse-Lu comenzó:
-Yo querría tener alas más blancas que los rayos de la luna, más escarlatas que el sol, y elevarme al azur al resonar de tambores y campanas. Después, arrancando al Cielo todas sus banderas y todos sus estandartes, descender a la tierra y conquistar el universo a la cabeza de un ejército invencible. Entonces el Maestro y nosotros, sus discípulos, seríamos escuchados, nuestras lecciones serían puestas en práctica.
Krong Te sonrió y dijo:
-Tu bravura es cierta, pero ¡cuántos esfuerzos!
Tse-Kong habló:
-Yo desearía que los Estados de Tsri y de Tchru se declarasen la guerra y se lanzaran uno contra otro con todas sus fuerzas. Y cuando sus ejércitos inmensos se enfrentaran, banderas flotantes, armas resplancecientes, torbellinos de polvo levantados al punto de venir a las manos, querría, yo, vestido con un traje de seda blanca y un gorro sin adornos, adelantarme entre las dos filas de las espadas desnudas y disolver con una palabra el disentimiento de los dos Estados. Todopoderoso entonces, yo podria seguir al Maestro y propagar la doctrina.
Krong Tse volvió a sonreír y dijo:
-Eres hábil y fino para discutir, pero ¡Cuánto discernimiento te haría falta!
Ien Roe no hablaba, el Sabio le preguntó:
-¿Por qué no refieres tus deseos?
Él respondió:
-Todo lo concerniente a cuestiones militares y a cuestiones civiles acaba de ser expuesto. ¿Qué puedo agregar?
-No exageres tu modestia, y habla ante tus hermanos, insistió el Sabio.
Entonces Ien Roe comenzó: -Mi deseo sería encontrar un rey ilustre, un amo genial, de quien pudiera yo ser el ministro, a fin de obtener que las ciudades, seguras de la paz, no tuvieran necesidad de reparar sus empalizadas y sus fosos; que no se fabricaran más espadas y armas de guerra, sino solamente instrumentos de labranza; en fin, que por miles de años, el universo apaciguado ya no conociera guerras y combates. Querría ver llegar un tiempo en que el mundo, ya sin guerras ni procesos, no tuviera necesidad de los grandes esfuerzos de Tse-Lu ni de la sabiduría sin límites de Tse-Kong.
Krong Tse exclamó:
-¡Oh maravillosa virtud!¡Oh ciencia elegante y justa!
Pero Tse-Lu levantó la mano y dijo:
-Nosotros querríamos ahora conocer los deseos del Maestro.
Krong Tse respondió enseguida:
-Lo que yo sueño es ver un día realizarse el pensamiento del Maestro Ien. Lo que yo deseo, es volverme el discípulo del Maestro Ien"-

sábado, 2 de enero de 2010

Desentrañarlo hasta el fondo

La valentía de algunos se acerca al miedo
y el miedo de algunos se acerca a la
valentía
y yo admiro al valiente más que al
atemorizado,
y a veces soy el uno o el otro
y a veces no soy ninguno de los dos

es entonces cuando estoy en plenitud: ni valiente ni
atemorizado

limitándome a cascar nueces en mi cálido
nicho

mientras las flores se esfuerzan por crecer
mientras la música se afana en agradar

mientras las mujeres aman a
otros

viernes, 1 de enero de 2010