No crean que el amor, para ser verdadero, debe ser extraordinario. No. Lo que necesitamos de nuestro amor es la continuidad, la constancia de amar siempre a quien amamos. Miren cómo hace la lámpara para arder: consume continuamente pequeñas gotas de aceite. Si no existiesen esas pequeñas gotas en la lámpara, no habría luz, y el Esposo Celestial tendría derecho a decir: "no te conozco".
Hijos míos, ¿qué son esas gotas de aceite en sus lámparas? Son las pequeñas cosas de la vida cotidiana: fidelidad, puntualidad, una palabra de afecto, pensar un poco en los otros, esos pequeños actos de silencio, una mirada y un pensamiento, una palabra y una acción. Esas son las gotas de amor que hacen que nuestra vida religiosa arda con tanta luz.
No busquen a Jesús en países lejanos; El no está allí. El está en cada uno de ustedes. No dejen que sus lámparas dejen de arder y nunca dejarán de verlo a El .
Madre Teresa